Autora: Nancy Hernández
La actitud para enfrentar la vida no es la misma en todos los seres humanos y los mismos episodios no provocan idéntica reacción en distintas personas. Algunas circunstancias duras y difíciles son siempre una fuente de estrés.
El estrés puede aparecer en cualquier etapa de la vida, y la sensibilidad del ser humano provoca que la adaptación al medio no sea siempre fácil.
Aquí se muestra la aparición del estrés en las distintas etapas de la vida:
A partir de los 20 años:
Los síntomas de estrés a esta edad se manifiestan en el plano físico como: insomnio, agotamiento; y psíquico como: depresión, ansiedad, falta de autoestima; pero se observa de forma muy patente en la apatía para relacionarse con amigos y desarrollar actividades en común justo en la etapa más lúcida de la vida. La apatía sexual también es señal de estrés.
CAUSAS:
En la década de los 20 la persona atraviesa el difícil tránsito de la adolescencia a la madurez, y no se es lo suficientemente mayor para hacer lo que uno quiere. La necesidad de independencia no siempre viene acompañada de la posibilidad económica de acceder a una vivienda, y las relaciones pueden ser inestables. Estas causas, sumadas a la posibilidad de formalizar una relación afectiva así como la indefinición laboral, son en la que se mueven los jóvenes en la actualidad.
A los 30 años
Depresión postparto
Tras el parto, la mayoría de las mujeres experimentan un estado de depresión que parece incompatible con la alegría de tener un hijo. Se experimenta la nostalgia de dejar atrás una etapa y la angustia de afrontar un gran reto. A ello hay que añadir el cansancio natural del alumbramiento, que requiere un período de descanso y un clima de tranquilidad.
CAUSAS:
Además del desajuste hormonal provocado por la disminución de la progesterona, las causas físicas vienen motivadas por el cansancio o la dificultad de compatibilizar un hijo con la carrera profesional. Entre las causas psicológicas están: la conmoción afectiva por el cambio de rol especialmente con el primer hijo, desequilibrios que los cuidados del bebé provocará en la vida conyugal y miedo ante las nuevas responsabilidades.
A partir de los 40
MENOPAUSIA
La fase premenopáusica es detonante en los casos de estrés. Se conoce médicamente como síndrome depresivo y viene motivado por cambios hormonales, así como la toma de conciencia en la disminución en el atractivo físico; el sentimiento de pérdida de feminidad por el hecho de abandonar la etapa productiva, y por tanto la disminución de la sensación de ser útil a los demás.
¿CÓMO SUPERARLO?
Es conveniente marcar desde el principio una independencia respecto a la pareja y a los hijos, con el mantenimiento de actividades y amigos propios que atenúan el sentimiento de la pérdida afectiva en el periodo de la marcha de los hijos y en los casos de separación. El cambio de actitud respecto a la imagen física es también fundamental, es por eso que se debe de acudir a un ginecólogo para reajustar los procesos hormonales y marcará el tratamiento adecuado.
Jubilación
CAUSAS
La precariedad económica que se da en muchos casos, unido con el sentimiento de inutilidad y la falta de estímulo que provoca dejar el trabajo, causa estrés y depresión en la recta final de la vida. Con el paso del tiempo, el aislamiento social, la pérdida de seres queridos, la debilidad y deterioro físico progresivo de la vejez y las enfermedades neurológicas acentúan la enfermedad.
¿CÓMO SUPERARLO?
Planificar con anticipación la forma de vida y los recursos económicos de los que se dispondrá en el futuro, esto ayudará a disminuir la angustia del hecho. Vivir la jubilación como un merecido descanso que permite realizar actividades lineales. Por ejemplo puede disfrutar de cursos de aficiones olvidadas, una vida social activa con visitas a familiares o amigos, actividades creativas y paseos al aire libre.